lunes, 17 de noviembre de 2008

Plaza de Toros de La Unión, la mayor arena de América del Sur convocaba a los mejores matadores y miuras españoles

Tauromaquia a la uruguaya

Fue inaugurada el 18 de Febrero de 1855, durante el gobierno del general Venancio Flores, luego de tres años de construcción dirigida por el arquitecto catalán Jaume Fontgiball sobre un proyecto de su colega vasco Francisco Xavier de Garmendia quien por entonces también participaba en el diseño del Teatro Solis. Con su llamativo estilo “neomudéjar” y sus espacios amplios que albergaban hasta 12.000 espectadores, fue el principal estadio taurino del país y de la región, mayor en capacidad y convocatoria que la Plaza del Real de San Carlos, en Colonia del Sacramento. Luego de un escándalo público, por la muerte del famoso torero valenciano Punteret, mientras intentaba banderillear a un miura sentado en una silla, las corridas fueron prohibidas en 1890. Desde entonces, la Plaza se transformó en un fantasma gigante, que se deterioró hasta su demolición en 1923. De la arena circular, con un diámetro de 100 metros, ubicada en una amplio "coso" imaginariamente limitado por las actuales calles Purificación, Odense, Trípoli y Pamplona, solo perduran vestigios de la “casa del torero”, los vestuarios donde se cambiaban los “diestros” en Odense y José Irureta Goyena, y restos de la cimentación alrededor de la circunvalación entre las calles Odense y Pamplona.

La iniciativa de los inversores Tomás Basañez y Norberto Larravide fue una respuesta comercial a la popularidad de la tauromaquia en Uruguay, luego de la Guerra Grande, cuando la zona cambió su primera denominación, “Villa Restauración”, por “La Unión”. Tanta fue la “fiebre taurina” entre mediados y fines del siglo XIX, que una agencia marítima, La Platense, fletaba un barco, El Apolo, traía a miles de aficionados porteños que arribaban de mañana y regresaban a Buenos Aires de noche.
La arena de forma circular, con un diámetro de 100 metros, estaba ubicada en una amplia manzana limitada por las calles Purificación, Odense, Trípoli y Pamplona, a seis cuadras al norte de la avenida Ocho de Octubre por la calle Lindoro Forteza. De la antigua plaza de toros apenas perduran vestigios de la “casa del torero”, los vestuarios donde se cambiaban los “diestros” en Odense y José Irureta Goyena, y restos de la cimentación alrededor de la circunvalación entre las calles Odense y Pamplona.
La actual denominación del espacio público evoca la memoria de Joaquín Sanz Almenar, “Punteret”, el torero valenciano muerto el 26 de febrero de 1888 cuando intentaba banderillear sentado en un "pase de silla" al bravo “Cocinero”, un miura de 500 kilos gestado en la ganadería del célebre criador D. Felipe Victova. Algunos testigos dijeron que la acción fue por una apuesta, por mucho dinero, otros aseguran que “Punteret” sufría una depresión biológica y que ingresó al ruedo bajo una fuerte crisis. La prensa definió aquella maniobra como “descabellada y suicida”.
Luego de la muerte del valenciano, el dictador Máximo Tajes firmó el decreto—ley Nº 2017, del 12 de setiembre del mismo año, que prohibió las corridas. Se cuenta que en la decisión influyó su ministro más cercano, Julio Herrera y Obes, atento a la opinión popular y con apetencia presidencial. Tajes pospuso la vigencia ejecutiva de la orden hasta el final de su período. El 1 de marzo de 1890 asumió la primera magistratura Herrera y Obes, el domingo 2 se celebró la última lidia en la Unión, a beneficio del Hospital Asilo Español. El 3 de marzo de 1890 comenzó a regir la prohibición.
Estacionamiento de la Plaza, repleto de carretas.
Una placa colocada por la Intendencia de Montevideo informa que allí estuvo el principal escenario de la tauromaquia en el Cono Sur sudamericano, donde actuaron los más famosos matadores españoles, mexicanos, colombianos, enfrentados contra los mejores ejemplares taurinos del mundo en su tiempo.

El incendio de 1871
La tragedia fue una primicia del diario El Siglo en su edición del día después que las llamas destruyeran las tribunas de madera de la Plaza de Toros de la Unión, el domingo 14 de mayo. El investigador y coleccionista Gustavo Fernández Galván, vecino del barrio, investigó los principales episodios del mayor circo taurino montevideano durante las casi siete décadas que estuvo en pie. “Hubo dos incendios, uno en 1869 y otro, el mayor, en 1871, según nos contaron ancianos de la zona que a su vez recordaban los relatos de sus abuelos”, cuenta Fernández Galván.
La muerte de Punteret, óleo.
Las pérdidas fueron totales, pero “como todavía era muy bueno el negocio de la tauromaquia, sus propietarios invirtieron en su reconstrucción con materiales más sólidos, así lo transformaron en un sólido estadio de ladrillos”, explica. 
“Lo que no pudieron los incendios, sí lo consiguió el escándalo por la muerte de Punteret. Desde 1890, año en que fueron prohibidas las corridas de toros, La Unión sufrió un rápido proceso de despoblación, similar al de la Posguerra Grande, y la Plaza se transformó en un fantasma gigante, que se deterioró hasta su demolición en 1923. En la actualidad solo queda la casa de los toreros, donde poco después nació el jurista José Irureta Goyena, un inmueble histórico pero muy mal conservado”, afirma Fernández Galván.
Luis Bonavita Fábregat (1895—1971), erudito en historiador de la Unión, recogió la biografía del ingeniero hamburgués Rudolph Katz. El técnico nacido en Hamburgo, emigrado a Montevideo en 1870, participó en la reconstrucción de la Plaza de Toros luego del último incendio. "Fue quien opinó que la única solución viable era el ladrillo y el metal con buenos cimientos. Así se realizó la obra, pese a la protesta de los empresarios que preferían mantener la madera para gastar menos”, anotaba Bonavita.
Katz trabajó también en las principales propiedades del dictador Máximo Santos. De él se cuenta que una tarde de octubre de 1885 hubo una discusión con el tirano en la Plaza de Toros. Se sentaban juntos, aunque no eran amigos y pese a que el hamburgués consideraba que aquel espectáculo era "bárbaro e inhumano”. Ofendido por un comentario de Santos, a quien le llevaba más de 40 centímetros de altura, al otro día se fue a vivir a Buenos Aires. “Cuánta soberbia y despotismo en un envase tan pequeño”, fue su comentario cuando embarcaba en el puerto de Montevideo, mientras juraba que nunca más iba a regresar. Así fue, como buen alemán, Rudolph cumplió con su palabra.

Calle Odense sobre la plaza, 2017.
5.000
Fue la cantidad de espectadores que asistieron a la última jornada taurina en la Plaza de la Unión. Una muy buena concurrencia si se tiene en cuenta que después de la muerte de “Punteret” hubo un gran movimiento contra la tauromaquia, con protestas, debates y enfrentamientos entre taurófilos y opositores al espectáculo.

Embolados”
En 1899 se restablecieron las corridas sin sangre, con toros “embolados”, con sus astas cubiertas por protectores que hacían casi imposible una cornada, y con toreros que tenían prohibido matar. El retorno fue nueve años después de la última faena, un tiempo extenso en el que el fervor taurino quedó casi extinguido. Luis Bonavita Fabregat afirmaba que “la demolición de la plaza fue inevitable cuando la perspectiva de la restauración de la fiesta se presentaba como lejana e improbable."

La histórica arena alberga a otras crías.
Plaza de la Caridad, Del Mercado, Del Cordón
Los primeros antecedentes taurinos en la Banda Oriental se remontan a 1761, cuando el picador Sancho Escudero se celebró tres corridas en honor de la proclamación del Rey Carlos III. Según el historiador Ernesto Daragnés, quince años después el Cabildo de Montevideo autorizó al Hospital de la Caridad a construir un “coso” en la Plaza Fuerte, para organizar espectáculos con fines de beneficencia. La plaza de forma octogonal, construida en madera, estaba ubicada en la manzana limitada por las actuales calles Maciel, Sarandí, Guaraní y Washington, a la altura de la escollera Sarandi.
En 1785 fue abierto un escenario en la Plaza Mayor (actual Plaza Constitución o Matriz). Durante más de un año fueron organizados más de cien espectáculos taurinos en el espacio limitado por las calles del Mercado (Sarandí), Ituzaingó, Juan Carlos Gómez y Rincón.
Campo Euskaro.
—En 1823 se reanudaron las corridas en la Plaza Matriz, las autoridades las seguían desde el piso superior del Cabildo y Reales Cárceles.
En las temporadas de 1834 y siguientes, en la Plaza del Cordón actuó el célebre matador sevillano Manuel Domínguez Desperdicios. Otros toreros de relieve que ofrecieron su arte taurino en el Uruguay fueron Pedro Aixelá "Peroy", Fernando Gómez "El Gallo" y Luis Mazzantini, quien además de torero era un melómano aficionado a la ópera que frecuentaba los principales teatros montevideanos, su preferido: el Solis.

Villa Colón, Euskaro
Otra plaza en la que hubo corridas fue la de Villa Colón, una arena portátil, regenteada entre 1894 y 1899 por la sociedad Curro Cúchares. El palenque más concurrido a principios del siglo XX fue inaugurado el 6 de Enero de 1900 en el Campo Euskaro, construido en madera por Juan Pedro y Bernardo Gazet. Sus tribunas que rodeaban un diámetro de 30 metros, albergaban a 6.500 espectadores. En el Euskaro actuó la Cuadrilla de Niñas Toreras dirigida por Emilio Soler Canario, con primeras figuras: Isabel Cerro, Lola Salinas y María Soriano. Permaneció abierto solo un año, hasta el 20 de enero de 1901.

Real de San Carlos
Hubo corridas en Paysandú, Mercedes, Melo, Salto y Rosario, pero el escenario más significativo fuera de Montevideo fue la Plaza de Toros del Real de San Carlos, ubicada en el paraje que fuera un antiguo campo militar colonial, a cuatro quilómetros del Barrio Histórico de Colonia del Sacramento que UNESCO declaró Patrimonio de la Humanidad en 1995.
—La única plaza de toros uruguaya, muy similar a las de España, conserva arcos y algunos detalles de circunferencia realizados por el arquitecto argentino José Marcovich sobre una estructura importada desde Gran Bretaña, armada bajo supervisión del ingeniero Juan Dupuy.
En el recinto de hierro y cemento, diseñado en estilo “mudéjar”, se extiendía un ruedo de 50 metros de diámetro, con patio de caballos, diez chiqueros, enfermería, capilla, sala de toreros y oficinas.
El "coso" coloniense fue inaugurado el 9 de Enero de 1910, con ocho lidias de ejemplares de Juan Nandín por las cuadrillas de Ricardo Torres "Bombita" y su hermano Manuel. Entre los banderilleros figuraba el valenciano Vicente Gisbert "Pala". El espectáculo fue presenciado por más de 8.000 espectadores, en su mayoría argentinos que llegaron en los vapores Rivadavia, Tritón y Colonia, de la Compañía Mihanovich.
Manuel Caballero, hijo del cónsul español, había tramitado un permiso municipal para edificar el Complejo Turístico Nicolás Mihanovich con muelle, hotel, restaurante y un teatro donde se ofrecían veladas artísticas, deportivas y sociales. Allí hubo un centenar de corridas taurinas, a pesar de las protestas populares, hasta la prohibición decretada en 1912 por el presidente José Batlle y Ordóñez.
En 1943 fue transferido a la Intendencia de Colonia, a causa de las demandas judiciales contra la Sociedad Real de San Carlos.  Su estructura de estilo sevillano puede visitarse y apreciarse desde las afueras del recinto, cercado por vallas para limitar el acceso al interior. Desde hace más de medio siglo, el complejo declarado Monumento Histórico Nacional aguarda una recuperación edilicia que le permita cumplir con los fines culturales que merece.

Parque Central, Parque Rodó
Luego de la prohibición definitiva de la tauromaquia, decretada en 1912 por el presidente José Batlle y Ordóñez, hubo corridas en plazas de toros, una en el Parque Central, abierta por iniciativa del Club Guerrita, y otra en la cancha del Club Atlético Defensor. En el estadio de Club Nacional de Football, el 29 de febrero de 1920 se presentó el célebre matador sevillano “Joselito”, con quien alternaron José Antonio Sotomayor y Gabriel Hernández "Posadero". En 1930 fueron organizadas las corridas en el “coso” del Parque Rodó, sin mayor brillo y sin emociones, porque, como dicen los taurófilos “sin sangre no hay pasión”.
Eduardo Poggio.
Entre 1935 y 1937 se celebraron las últimas fiestas taurinas en Uruguay, cuando la prohibición fue levantada en forma parcial y transitoria por iniciativa del general Alfredo Baldomir, al tiempo que comenzaba la construcción de una nueva plaza en terrenos aledaños al Parque Central.
—Allí se presentó el matador valenciano Manolo Martínez, el peruano Adolfo Rojas, y Guillermo Marín, el primer torero “doctorado” en el país. La ceremonia fue muy difundida por la prensa nacional e internacional, pero su título nunca tuvo validez en España. La Plaza de Toros Central permaneció en pie hasta el 22 de Marzo de 1941.

Eduardo Poggio
Fue el único torero profesional uruguayo, nacido en San José el 4 de octubre de 1914. Recibió la borla de doctor en la plaza de toros de Barcelona el 25 de Mayo de 1947, con un padrino ejemplar, Juan Belmonte Campoy, y un testigo reconocido, el peruano Raúl Acha "Rovira". El toro de la cesión fue Campolargo, del hierro de Marcelino Rodríguez.


Afiche sobre la muerte del torero valenciano.
La muerte de Punteret
"Se dio suelta al toro tercero de la tarde, Cocinero, que salió del toril con tantos pies que el buen banderillero Serranito lo juzgó a propósito para ejecutar el salto de la garrocha y hasta lo intentó dos veces, pero en ambas demostró la res su picardía, porque se arrancaba rápida como una bala en cuanto le citaba el torero, y cuando éste, confiado, armaba la garrocha para dar el salto, se paraba en seco el toro para medir el terreno y asegurar la cogida y se arrancaba otra vez con las de Caín."
"Entraron en funciones los piqueros, y en este tercio dio nuevas pruebas de mala intención el bicho, que sólo embestía cuando podía colarse sorteando la puya. Consecuencia de esto fue que Cocinero pasó a banderillas con todas sus facultades, y conociéndolo Hierro y el Ecijano, quisieron ver si lo aplomaban algo antes toreándolo al alimón. El toro entró bien a los dos primeros capotazos, pero no quiso dejarse engañar por el tercero; miró los bultos, eligió el que mejor le parecía, y en vez de irse hacia el percal, embistió al Ecijano con tal ímpetu, que no le cogió y le destrozó por verdadero milagro."
"La cogida de Punteret", grabado, c. 1900.
"La suerte no tuvo el lucido fin acostumbrado; pero como siempre sucede, fue muy aplaudida. Estos aplausos excitaron el amor propio de Punteret, que, por desgracia suya, no había salido a la plaza en perfecto estado de serenidad, y proponiéndose obtener una ovación cogió un par de rehiletes y una silla, para quebrar tan arriesgada suerte."
"Al coger la silla se dio con ella un tremendo golpe en la cabeza y ya, completamente aturdido, por su anormal estado y por el golpe, colocó el asiento en la jurisdicción del toro, en sitio en que todos los inteligentes vieron que no había escape. No se pudo evitar la desgracia. Cocinero, que repitió sus faenas de la garrocha y de la suerte de varas, se arrancó al cite del torero, se paró de pronto cuando estuvo más cerca, lo enfiló bien y le embistió sin darle tiempo a separar las piernas que imprudentemente había cruzado para lucirse más."
"La cornada fue tremenda. Punteret quedó tendido, inanimado, en el ruedo y el toro se revolvió para recargar y destrozarle, pero atrajo su atención la silla y la hizo añicos dando lugar a que acudieran los peones,le distrajesen y se llevaran el cuerpo. Cuarenta horas después fallecía éste víctima de una peritonitis según unos, del tétanos en opinión de otros, y del enorme destrozo que el cuerno produjo en sus entrañas según la creencia general."
Sansón Carrasco (seudónimo del periodista y escritor uruguayo Daniel Muñoz), aficionado y cronista de tauromaquia, Montevideo, Marzo 1888.

Joaquín Sanz Almenar
Joaquín Sanz Almenar, Punteret.
"Era el nombre de Punteret, torero valenciano nacido en Játiva el 10 de octubre de 1853. Realizó su primer paseíllo el 9 de enero de 1879, en la Plaza de Madrid, acompañado por el novillero Juan Pastor. Para completar su todavía escasa formación taurina, se alistó en calidad de subalterno en la cuadrilla del coletudo toledano Ángel Pastor Gómez."
"Se presentó en Madrid como matador de novillos en la corrida celebrada el 9 de enero de 1881, y desde el primer momento logró las simpatías del público, era valiente, apuesto y tenía innegables cualidades para la lidia de reses bravas."
"Con la cuadrilla de Ángel Pastor y en calidad de banderillero volvió á salir en la plaza madrileña el 5 de junio del mismo año. Deseoso de avanzar y consíderandose suficientemente preparado, tomó la alternativa de manos de Luis Mazzantini, en Sevilla, el 3 de enero de 1886, y Frecuelo le confirió el doctorado en Madrid, el 10 de octubre siguiente."
"Fue una alternativa memorable por lo accidentada y tal vez otro en lugar de Joaquín hubiese renunciado al toreo aquella misma tarde. Era el ganado de la vacada de D. Eduardo Ibarra. El que rompió plaza se llamaba Coriano, y era negro, bragado, ojalao, de libras y bien puesto de defensas; todo el aspecto de un toro excelente , pero los hechos de de un malísimo toro."
"Pasó a banderillas con el morrillo limpio y se las pusieron de fuego. En el último tercio, Punteret, ayudado por Frascuelo, dio a Coriano 53 pases y entró a matar pinchando en hueso; el toro le acosó y le cogió sin graves consecuencias; entró por segunda vez, con otro pinchazo delantero, y nuevamente fue derribado; a la tercera fue acosado también y se vio en peligro, y, por último, terminó con una estocada caída, después de la cual se retiró a la enfermería y no volvió a salir en toda la tarde ¡pobre Punteret¡"
Plaza de Toros de la Unión, c. 1910.
"Acabada en España la temporada taurina de 1896, embarcó rumbo a Uruguay en donde pronto cosechó grandes triunfos entre los buenos aficionados montevideanos. Como quiera que a su regreso a España no alcanzó ni por asomo el éxito logrado en plazas de ultramar, retorno a Montevideo para hallar allí el triste fin que le tenía deparado su destino."
"Aconteció cuando se había propuesto banderillear sentado en una silla sobre las arenas de la plaza montevideana de La Unión, el toro Cocinero le alcanzó de lleno y le causó unas heridas cuya extrema gravedad le llevaron a morir en la capital uruguaya al cabo de dos días."
"Lo peor de lo peor de lo que le puede pasar a un torero, si se quiere el colmo del torero: ser muerto por un toro y que gracias a ese episodio se prohíban las corridas en un país. De todas formas, gracias Punteret, tu muerte no fue en vano."
Sobre la base de los portales MCN Biografías, Madrid, y La Lidia, Gaceta Cultural Taurina, Santander, España

8 comentarios:

Jonas dijo...

Muy interesante, gracias.Estube en la de Colonia, era muy linda, ojala quede bien remodelada.

vivianespasandin@gmail.com dijo...

Muchas gracias por compartir toda esta información! No tenía idea de estas historias sucedidas en nuestro país! Gracias nuevamente! Sandra

Saskia dijo...

Muy bueno el artículo. Gracias por compartir dicha información.
Solamente quería hacer una corrección en cuanto a dónde toreó Joselito el Gallo. Muchas páginas efectivamente colocan dicha corrida improvisada por el Club Guerrita en el Parque Central, pero la misma se efectuó en La Plaza del Cerro, en la que Joselito toreó de pantalones camisa y tirantes y en la que efectivamente estoqueó un novillo haciendo caso nulo de la prohibición, suceso que no pasó a mayores ya que en cuanto las autoridades se enteraron Joselito iba embarcado rumbo a España luego de su gira Americana. Incluso le concedió la alternativa ficticia ya que fuera de España los doctorados no eran válidos aún a Juan Antonio Magariños quien era el primer espada del Club Guerrita. Dicha información la puede encontrar en uno de los capítulos de "La Fiesta Brava" escrita por Magariños en 1940. Si le interesa con mucho gusto le puedo enviar el capítulo del paso de Joselito por Montevideo.

Un cordial saludo!

Saskia dijo...

Leo nuevamente el artículo y encuentro algunos errores. 1- Inconsistencia cuando se refiere a La Plaza Real de San Carlos de estilo arquitectónico neomudéjar al comienzo (el cual es el correcto), y luego mudéjar en otro párrafo. 2- En la corrida inicial se lidiaron siete toros, no ocho. El sobrero lo sacaron para satisfacer a la gente que por culpa de las demoras en los barcos y la mala organización llegó aproximadamente hora y media más tarde a la corrida. 3- Incoherencia sobre la ganadería a la que pertenecía el toro "Cocinero" que corneó a "Punteret" al comienzo del artículo dice que es un Miura y luego dice que pertenecía a la ganadería de Don Felipe VICTORIA, no Victovia el cual es el dato correcto. 4- Efectivamente "Punteret" fue corneado el 26 de febrero pero no murió ese mismo día como señala el artículo, sino que falleció tras dos días de agonía debido a una peritonitis ya que la cornada le había comprometido la sección del peritoneo. "Punteret" falleció el 28 de febrero. Saludo!

Saskia dijo...

Estimado. Entro seguido porque estoy buscando una información específica sobre la tauromaquia acá e inevitablemente me topo con su entrada al blog. Como bien dice "Punteret" sufrió la fatal cornada al colocar un par de banderillas sentado en una silla rota dentro de las querencias del toro, sin embargo publica un recorte de diario en el que se lo ve perfectamente que está en el último tercio a punto de entrar a matar y bajo la foto indica que es la misma fue sacada segundos antes de su cornada. Habría que sacarla del blog ya que obviamente entre quienes son nuevos en el tema puede generar gran confusión!. Un saludo!

MMM dijo...

Por suerte tuvieron fin tan bárbaros espectáculos! Sinceramente nunca ví la gracia de seleccionar y producir razas agresivas para causar este vandalusmo. No habla muy bien de la ética ni de los criadores, ni de los toreros, ni de los espectadores. Y se llaman civilizados!?
Hay todavía algunas barbaries semejantes para desterrar, como las riñas de gallos o de perros.

MMM dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Carlos dijo...

Señor Armando Olveira, antes que nada muchas gracias por su información. Con todo respeto, quiero hacer algunas aclaraciones a su artículo respecto a la Plaza de Toros del Real de San Carlos (Colonia).
El ingeniero era Josip Marcovich y era Croata como Nikola Mihanovic Sangaletti padre del argentino Nicolas Mihanovich. No solamente diagramo la Plaza sino todo el complejo, Puerto, Usina eléctrica, frontón Euscaro, Hotel Casino...
El hierro no es inglés sino que fue aportado por 4 empresas alemanas como la Krupp que fabricaba cañones, en una viga se puede leer un nombre en alemán que significa Buena o linda esperanza y su medida es 16. Vino pre armado y se ensamblo en el lugar.
El estilo es Neo mudéjar, el mudéjar es de los siglos X /XI y el Neo es netamente Español de finales del siglo XIX y principios del XX. Conjuga el arte Cristiano (gótico, renacentista y románico) con el islámico.
Tengo entendido que el día de la inauguración entraron 10000 personas (8000 en el tendido y 2000 en sillas en la galería)
Llama la atención que en las fotos de la época las gradas estaban vacías por la razón que usted explicó que los barcos se retrasaron. De 1910 hasta la temporada de 12/13 se hicieron 32 corridas y se lidiaron 173 Toros más uno que fue sacado por tener una embocadura suelta. En total en el ruedo hubo entre otras suertes más de 200 Toros.
La razón principal que dejo de funcionar el Casino fue porque el gobierno Argentino sacó una multa de 10000 $ argentinos a los barcos que zarparan del puerto de Buenos Aires a puertos que involucraran Casinos a 100 kilómetros de radio. Muchas gracias y a la orden, Carlos Pos.