domingo, 14 de septiembre de 2014

Inspiradores latinoamericanos. De emprendedores a líderes empresariales

Aunque no se definen a sí mismos como inspiradores, lo son. Se trata de catorce entrevistados cuyos testimonios, recogidos en sus propios países, aportan visiones, ideas, creencias, métodos de trabajo y modelos de análisis a partir de sus fuertes liderazgos. Desde una perspectiva latinoamericana son casos de estudio vitales y motivadores que plantean sus “fórmulas” casi sin proponérselo. En su mayoría, los padres o los abuelos fueron inmigrantes que llegaron con un patrimonio depositado en su voluntad de trabajo y algunas ideas para iniciar sus proyectos. Sin detenerse ante los altibajos económicos y los avatares políticos de nuestro continente, los descendientes de esos iniciadores construyeron sus propias historias proyectándose como líderes empresariales que más allá de sus fronteras, gracias a su capacidad, imaginación y horas de dedicación, lograron concretar sus objetivos. Resulta significativo destacar el rol que desempeñan los emprendedores y empresarios como un aspecto relevante en el desarrollo económico, vinculado a la generación de trabajo y riqueza en sus propios entornos.

Introducción del libro Inspiradores latinoamericanos. De emprendedores a líderes empresariales, Alexis Jano Ros, Documentum Editores, Agosto 2014

Las miradas agudas de los entrevistados proporcionan elementos que son en sí mismos una fuente de inspiración, donde siempre están presentes la pasión por lo que hacen, el pensar en grande, creer en sus propias potencialidades y proyectos y aceptar los desafíos que surgen de las oportunidades. No le tienen miedo al fracaso, sino que lo traducen en experiencias para no repetir los errores, como tampoco se aferran a esquemas prestablecidos, sino que eligen ser flexibles teniendo en cuenta que lo único permanente es el cambio.
Marcos Galperin, fundador y CEO de Mercado Libre, sostiene: “Los emprendedores jóvenes, y los no tanto, siempre me piden consejos. Lo primero que hago es alertarlos de que de arranque recibirán un no enorme. No existe empresa sin riesgo, sin incomodidad, sin ausencia de confort. Emprender no es cómodo; se necesita coraje y perseverancia. Existe una palabra en inglés que me parece importante comprender cuando se inicia un negocio: contrarier (‘contrera’ en español del Río de la Plata). ¿Todo el mundo va para allá? Entonces agarrá para el otro lado… Las grandes ideas se ven después de que pasaron muchos años y se definen en una frase: ‘¡Mirá vos! Todos iban para allá y este fue para el otro lado. Después todos quieren seguirte, pero vos ya estás instalado, que no es sinónimo de consolidado. Nuestra obligación como emprendedores es buscar la oportunidad tratando de entender qué es lo que se viene. Lo primero es aprovechar los quiebres, reconocer la tendencia y ponerse adelante”.
Los desafíos y procesos llevados a cabo por líderes empresariales son narraciones valoradas entre colectivos siempre prontos a conocer visones que aportan reflexiones en cuanto a capacidades de liderazgo y gestión en detalles máximos y mínimos. Sus creaciones y logros recorren infinitos kilómetros de páginas de prensa, artículos y libros que proponen reflexionar sobre el rol de los emprendedores y empresarios, y su influencia en la sociedad a partir del desarrollo económico y de la generación de valor.
Para Enrique Menotti Pescarmona, CEO de la multinacional metalúrgica IMPSA, “La única forma de sacar a nuestros pueblos de la pobreza es industrializándolos y dando empleo. Hay que ser pragmáticos, no tener ideologías. Hay que ser abiertos y liberales, pero no tontos”. Cuando lo consultamos sobre qué consejo le daría a un emprendedor, desarrolla su “fórmula” sumamente pragmática: “Lo primero es tener la idea, que sea buena y realizable. Pero la idea es 1 % del trabajo, el 5 % como mucho. Su implementación es el 95 % ¡y el diablo está en los detalles! Hay que tener en cuenta la evolución del mercado y no encerrarse en una idea, porque el que no tiene capacidad de cambiar ¡está perdido! El éxito de un emprendimiento lo define la actitud. La actitud es fundamental, las ganas de superar los problemas”, concluye.
El empresario ha comenzado a ser considerado como uno de los impulsores del cambio social y el desarrollo, al generar condiciones que permiten crear y consolidar una economía de mercado abierta y competitiva. El ecosistema emprendedor promueve y motiva iniciativas como una estrategia económica sostenible enfocada en la multiplicación de empleos. Se trata de un ambiente que necesita el apoyo público y privado para instaurar mercados sustentables basados en la innovación y también en la experiencia.
Roberto de Andraca Barbas, presidente de la compañía de siderurgia y minería CAP, realiza una afirmación valiosa al definir el rol del empresario: “Un empresario es un predicador que debe convencer a los trabajadores de que tienen objetivos comunes de trabajo, riqueza y calidad de vida”. Entendemos que la presentación de casos exitosos y de empresarios que han transitado por caminos bien diferentes son estimulantes por cuanto se trata de testimonios que resultan didácticos. Este aspecto es importante para motivar una actitud de autotransformación que permita reconvertir a la empresa día a día y posibilite una competitividad permanente y un espacio jerarquizado en los mercados internos y externos.
Jorge Añaños, cofundador de Industrias San Miguel, sostiene que una de las premisas de su éxito trasmitido familiarmente es “pensar en grande” y considera que “emprender es pasión por un futuro mejor”. La historia de su empresa así lo demuestra. Su hija Cintya Añaños, quien ocupa la Dirección de Administración y Finanzas del grupo, no duda en remarcar algunas claves del éxito empresarial basado en principios que se trasmiten en forma transgeneracional: “Nuestra historia está marcada por una trayectoria y define la vida de la familia Añaños y sus empresas. Mis padres siempre han pensado en grande; esa visión de querer expandirse no solo a nivel nacional, sino a nivel internacional. Cuando nos juntamos todos, es una oportunidad para compartir valores, para consolidar nuestro vínculo y nuestro trabajo. Hemos volcado nuestra visión familiar a la de la empresa, ¡queremos ser una empresa global, pero que también trascienda en el tiempo!”.
El emprendedurismo en una herramienta válida para impulsar la transformación de las economías, por lo que nuestros países se deberían enfocar más enfáticamente en la educación para crear esa cultura tan necesaria que haga posible ser un motor de desarrollo. En este sentido, Luis Bakker Jr, presidente del directorio de Pronaca, nos brinda algunas percepciones del mundo de las empresas y la importancia de estudiar modelos de trabajo exitosos: “Uno debe enterarse y ver por qué existen compañías que han tenido éxito. También siento la necesidad de contarles a los jóvenes que nada en la vida es fácil, que no se puede trabajar menos y ganar más. Aprendí a delegar y confiar en la toma de decisiones. Si no se delega, si no se le da la oportunidad a la gente que viene con ideas, ellos se irán con la competencia. Pero no todo en la vida es un buen sueldo. Cada vez más un emprendimiento es más una oportunidad de aportar valor a lo que se produce y a favor de quienes trabajan”.
El espíritu empresarial se desarrolla en un ambiente competitivo, productivo y creativo, y evoluciona multiplicándose cuando el vínculo se extiende a los mercados externos que plantean nuevos desafíos. En un mundo en el cual los cambios son constantes y cada vez más acelerados, no hay espacios para el profesional o el empresario que no tenga una actitud proactiva. Si queremos estar insertos en un mundo de transformaciones, lo que debemos generar es una actitud emprendedora permanente.
Alfredo Carvajal, presidente honorario y referente de la Organización Carvajal, analiza un aspecto que lo involucra: “Las empresas familiares tienen sus ventajas y sus desventajas. El buen entendimiento es un activo muy valioso en tiempos de crisis. La familia siempre está dispuesta a hacer sacrificios para la supervivencia de la empresa y comparte una visión de más largo plazo que la que no es familiar”. Cuando se le pide un consejo para emprendedores y empresarios jóvenes sostiene: “Lo primero es innovar: estar dispuesto a cambiar, reinventarse continuamente. Lo segundo es una visión de largo plazo: estar dispuesto a todos los sacrificios en el corto plazo para buscar el bienestar más adelante. Siempre he pensado que el empresario no se hace sino que nace. Podemos mejorar nuestro trabajo, fortalecer nuestras alas para volar, nutrirnos de información y conocimiento, pero emprender es una actitud hacia la vida, más que un trabajo o un negocio. El empresario tiene una vocación de riesgo, vive midiendo riesgos, está dispuesto a soportar las consecuencias”.
Ejecutar un proyecto y visualizar oportunidades son dos aspectos del mismo desafío. La ejecución de un plan se basa en un equipo que se dé cuenta de que el rol del emprendedor es liderar una tarea estratégica capaz de atraer e involucrar recursos y construir redes para lograr proyectos sostenibles. En este sentido el capital humano en el cual se apoya el líder es vital, ya que se transforma en activos claves para el éxito organizacional.
Antonio del Valle, fundador y presidente del Grupo Kaluz, responde a la pregunta sobre qué perfil debe tener un buen empresario y destaca su propia experiencia: “Primero las ganas de serlo. Después procurar estar enterado, toda la información que uno necesita para invertir. Constancia, pero sobre todo capacidad de reinversión. Las utilidades, para mí, deben ser un medio, no un fin para crecer. Si un empresario considera las utilidades como un fin, se las va a gastar, pero son un medio para crecer. En nuestro grupo, por ejemplo, el 90 % de los flujos se reinvierte. Solamente se reparte un 10 % de dividendos cada año. Por eso hemos crecido, porque consideramos las utilidades como un medio, no como un fin. Eso nos ha hecho crecer muy rápido. Y la otra es medir muy bien las fuerzas y no endeudarse más de la cuenta, para crecer rápidamente. Siempre fue nuestra filosofía en los negocios”.
Comprender las claves del liderazgo efectivo para llevar adelante una empresa resulta fundamental para Germán Efromovich, presidente del Grupo Synergy y presidente de la Junta Directiva de Avianca Holdings S. A., quien afirma: “El liderazgo se estimula sobre la base de una naturaleza, pero es necesaria una semilla de líder. Es un carácter que se desarrolla naturalmente, pero también depende de las oportunidades. Hay ciertos casos de líderes naturales que no se desarrollan porque la persona no tuvo una oportunidad, pero ¡siempre se puede estimular! Líder y emprendedor son dos cosas diferentes. Liderar es tener una visión diferente. En la actualidad se está mezclando este concepto con otro muy actual: emprendedurismo. Hay muchos emprendedores que tienen buenas ideas y necesitan al lado a un líder o un buen gerente para que funcione su proyecto. Steve Jobs era más o menos eso, ¡un genio!, pero necesitó la plata del mercado. También necesitó el apoyo de algunas personas expertas en mercadeo, entre otros colaboradores. Así puso en el mundo su visión tecnológica. La genialidad se puede estimular, pero el tipo nace así o no.”
Todo ciclo económico tiene como actor protagónico al empresario, con su capacidad de liderar la creación de procesos productivos novedosos y en constante evolución. Innovar es la primera responsabilidad orientada a la búsqueda de nuevas oportunidades que aumenten el potencial económico y social de la empresa y las haga viables en el tiempo.
Para Julio Ikeda, cofundador de Avícola San Fernando, “El trabajo coordinado es una fortaleza que favorece el crecimiento de las empresas. También tenemos nuestras debilidades, pero lo único contagioso son nuestras fortalezas”. Su hermano, Alberto Ikeda, expresa sus propias creencias: “A la empresa, como al hogar, nunca hay que llevar quejas. Nunca hay que reclamar, nada. Es necesario contagiar esa sensación de paz y armonía. También hay que alimentar la parte espiritual, no albergando pensamientos, sentimientos ni emociones negativas”.
Hay distintas visiones sobre el perfil del potencial emprendedor. La categorización más sencilla distingue al emprendedor “visionario por impulso” del “profesional capacitado”. El primer modelo distingue la existencia de individuos poseedores de condiciones innatas para los negocios. La segunda categorización da por supuesta una disciplina, una formación previa. El emprendedor visionario e impulsivo tiene el perfil asociado a la persona con intuición para los negocios, caracterizada por un sentido del riesgo y de la oportunidad, capaz de visualizar necesidades insatisfechas. Por su parte, el “emprendedor profesional”, capacitado en la mayoría de los casos en ámbitos académicos, posee un alto nivel de confianza en sí mismo y una importante motivación, aunque puede carecer de la visión de éxito seguro que puede suponer el emprendedor nato. Tiende a ser sumamente racional en la toma de decisiones y se esfuerza por organizar las actividades de una manera rigurosa. Es realista frente a las limitaciones impuestas por los mercados aunque su prudencia puede resultar restrictiva a la hora de abordar un proyecto desafiante. Seguramente el éxito del emprendedor transformado en líder empresarial tiene un poco de ambos perfiles.
Álvaro Saieh Bendeck, banquero, empresario periodístico, según la revista Forbes uno de los líderes de la economía de Chile, se refiere a este tema al afirmar: “Emprender es muy importante, porque el sistema capitalista necesita miles de empresarios de base que son quienes hacen fluir ideas nuevas. Las empresas necesitan gente que vaya cambiando, que chequee lo que uno creía que era bueno y no lo era, ¡que lo cambie! Sigo convencido de que la experiencia por un lado es muy buena, pero por otro es adormecedora, porque todo el mundo cree que hace las cosas bien”. El empresario no puede limitarse a administrar lo ya existente, sino que debe crear ambientes emprendedores que surgirán de su propia estructura alentando el concepto de intraemprendedor, quienes podrán detectar ideas y oportunidades siguiendo una metodología de trabajo que lo propicie.
“¿Qué lo motiva a seguir creciendo como empresario?”, le preguntamos a Carlos Slim Helú, presidente del Grupo Carso, y su respuesta fue categórica: “Es una vocación. Tiene mucho de pasión por lo que uno hace. ¿Qué es lo que motiva a un pintor a pintar? El talento y la pasión por lo que hace. ¿Qué es lo que motiva a un músico a componer, a un arquitecto a diseñar, a un ingeniero a construir? ¿Qué es lo que motiva a usted a escribir este libro? ¿Es el dinero? ¡No! Cada uno está trabajando en su vocación, su verdadera pasión. Yo tengo vocación como empresario, tengo pasión por lo que hago: estar desarrollando empresas”.
Muchas veces surge la pregunta de si un emprendedor nace o se hace. La respuesta probablemente se encuentre en una combinación de talento innato, que hace al emprendedor seguir su propio instinto, junto con un ambiente propicio, que permite obtener ventajas de ese talento. El instinto favorece una postura hacia el riesgo y de compromiso con lo que se está haciendo. Alberto Vallarino Clément, presidente del Grupo VerdeAzul, tiene mucha experiencia en el desarrollo de proyectos inmobiliarios y en la banca, y fue un activo ministro de Economía de Panamá. En la actualidad afirma: “Cuando emprendemos algo, los límites los ponemos nosotros. Hay gente que tiene esa capacidad emprendedora; es una particularidad, un talento. Hay otros a quienes no les interesa, que prefieren ser espectadores, ser dirigidos, liderados. Para ser emprendedor hay que tener liderazgo, coraje, agallas. Es imprescindible trabajar muy duro, en forma constante. Tengo un dicho: ‘No me digan lo que no se puede hacer; eso yo lo sé. Díganme cómo lo podemos hacer’. El emprendedor lo lleva en la sangre”.
Resulta claro que no es suficiente contar con una idea brillante, sino que también se requiere gestionarla en el tiempo y preparar la organización para  el involucramiento de su capital humano. Muchos de los entrevistados han enfatizado que el proceso de llevar adelante un emprendimiento demanda ideas realizables pero también muchas horas de dedicación y aprendizaje.
Orlando Dovat, presidente de Zonamerica, afirma con relación al emprendedurismo: “Siempre me gustó hacer lo que nadie hizo antes, pero no pensaba hacer lo que hice y terminé enamorándome de cada idea que emprendí”. Cuando se le pregunta qué podría sugerirle a un emprendedor, plantea: “No hay barreras. Cuando nace una idea, lo primero es validarla profesionalmente, para que no sea una locura: saber cuál es su mercado, qué inversión hay que hacer. Es imprescindible hablar con profesionales, que no necesariamente van a cobrar por eso, pero podrán decirle si seguir adelante o no. También es prioritario armar la idea desde el punto de vista de un plan de negocios. ¡No es la idea y nada más!; tiene que ser una empresa bien armada.”.
    Todas las historias aportan valor a la hora de plantear sus dificultades, dudas, fracasos, pero también salidas posibles a partir de características propias de cada emprendedor. La importancia de haber compartido sus visiones, que son ejemplos posibles para otros emprendedores, colabora a la hora de gestionar la innovación articulando a diferentes actores para que generen sinergias y se aprovechen las lecciones aprendidas dejando así capacidad instalada. Ello nos obliga a reflexionar sobre la necesidad de acercar la cultura emprendedora a la enseñanza temprana para imprimir una mirada que aporte al desafío de superarse en cualquier área de actividad. Son inspiradores latinoamericanos y lo demuestran a partir de su propio talento, liderazgo y éxito en el desarrollo y la proyección de sus organizaciones.